Desde la aprobación de la ley 3/2007 son muchas las empresas que bajo un imperativo legal han desarrollado diagnósticos y planes de igualdad dentro de su organización. También, hay muchas otras que todavía le dan la espalda a este marco legal y sobre todo a la necesidad de erradicar las discriminaciones que todavía a día de hoy se dan dentro de las organizaciones en cuestión de género.
A lo largo de estos 7 años de aplicación de la Ley, se han ido produciendo diferentes cambios, desde la eliminación del Ministerio de Igualdad (actual Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad), a la reestructuración de diferentes departamentos, tanto estatales como autonómicos, que en tiempos de crisis han visto minorizados los recursos para apostar por políticas de igualdad.
En todos estos cambios también encontramos nuevas iniciativas, una de ellas, la creación de un Registro de Planes de igualdad, puesto en marcha por la Generalitat de Catalunya.
Las empresas que quieran registrar su plan de igualdad lo podrán hacer a través del portal “CANAL EMPRESA (www.gencat.cat/canalempresa).
Para registrar el plan de igualdad, las empresas deberán seguir el mismo sistema corporativo que se utiliza para cualquier otro trámite empresarial. Una vez finalizado el registro, y si ha sido validado por el organismo técnico correspondiente, estará disponible tanto en el Canal Empresa como en la web corporativa del Departamento, pasando a formar parte del Catálogo de empresas catalanas con un Plan de Igualdad.
De esta manera el catálogo se convierte en una herramienta de conocimiento, consulta y soporte para aquellas empresas y organizaciones interesadas en avanzar en la igualdad o que están en proceso de creación de su propio plan, ya que nos permite visibilizar las buenas prácticas que desarrollan las empresas y reconocer su labor.
A menudo, muchas de nosotras nos sentimos “iguales” a nuestros compañeros del sexo opuesto y no percibimos las grandes inequidades de género que algunos, y sobre todo algunas, se empeñan en señalar. ¡Hemos jugado juntos y juntas en el parque, hemos compartido charlas en la cafetería del instituto o de la universidad, hemos coincidido en espacios de ocio, voluntariado, organización vecinal, trabajamos mano a mano en la oficina… Incluso hemos trazado amistades profundas con el sexo opuesto (como mínimo hasta que llegó la edad en que el emparejamiento y la crianza tejieron una densa red que separó el universo femenino del masculino)!
Sin embargo, no podemos olvidar que desde la infancia recibimos mensajes diferentes, que configuraron identidades distintas, nuestra autoestima, nuestras creencias, nuestros sueños, mensajes que conformaron nuestro sustrato profundo, que siguen condicionando nuestra forma de ser y nuestra forma de entender el mundo.
Muchos de estos mensajes los captamos a través de la televisión, el cine, la música, las revistas y permanecen atrincherados en un rincón de nuestro subconsciente, dispuestos a emerger al mínimo descuido. Mensajes que son la argamasa y los ladrillos de ese muro invisible, pero infranqueable, que las mujeres encontramos cuando tratamos de alcanzar el país de la igualdad.
El documental Miss escaparate, que fue retransmitido por La 2 en el programa Documentos TV, disecciona estos mensajes y los estereotipos de género que estos esconden. A pesar de ser un documental centrado en la sociedad estadounidense, la realidad que nos muestra es perfectamente extrapolable a la del Estado español y, probablemente, a la de cualquier rincón del mundo globalizado.
Miss escaparate analiza la forma cómo la publicidad, el cine y la televisión enseñan a niñas y a mujeres a percibirse como objeto y como esta autocosificación frena su empoderamiento, generando profundas heridas en la autoestima, mermando su autoconfianza y la creencia en las propias posibilidades. Así, el documental nos muestra la relación existente entre la presión corporal y la escasa participación política y de liderazgo de las mujeres.
Por otro lado, una de las entrevistadas en Miss escaparate nos cuenta cómo aquello que vemos inspira la idea de lo que podemos llegar a ser en este mundo. Y sigue contándonos que de las producciones de animación hollywoodienses realizadas entre 1937 y 2005 sólo 13 han sido protagonizadas por personajes femeninos y, de estos, sólo 1 no aspiraba a encontrar el amor de su vida. Además, la mayoría de las protagonistas de estas producciones aparecen altamente sexualizadas, sin que se den grandes diferencias entre la indumentaria ligera que presentan las princesas de los dibujos animados con la de cualquier personaje femenino de una película dirigida a público adulto.
El documental también nos muestra diversos ejemplos de cómo se construye la imagen de las mujeres como caza fortunas, rencorosas, retorcidas, manipuladoras, vengativas… en definitiva, no confiables y, menos, para las demás mujeres, transmitiendo una idea de las mujeres como eternas competidoras por el premio final: el hombre. ¡Cuánto daño nos han hecho estos estereotipos! ¡Cuán hondo nos han calado! ¡En qué medida han contribuido a que nos autoboicoteemos!
Sin embargo, no es necesario ir tan lejos ni centrarse exclusivamente en el ámbito de los medios de comunicación. Una investigación realizada en el año 2011, que analizó 1715 personajes de los libros de inglés de primaria más utilizados en las escuelas catalanas encontró que un 23% menos de personajes femeninos en los libros de texto. También se constató que se hablaba de la profesión o de las capacidades del 70% de los personajes masculinos y frente al 39% de los femeninos. Por el contrario, en los libros de texto se hacía referencia a la vida personal del 56% de los personajes femeninos y sólo del 17% de los masculinos. Y hablando de las posibilidades de imaginarse de niños y de niñas: en los libros analizados aparecían ingenieros, inspectores, futbolistas, ópticos, inventores, abogados, astrónomos, marineros, astronautas, científicos, buscadores de oro, músicos, guías de safari, cazadores, emperadores, guerreros, pescadores, carteros, etc. Ninguna ingeniera, inspectora, futbolista, óptica, inventora, abogada, astrónoma, marinera, astronauta, científica… Sí muchas maestras, bastantes amas de casa y actrices y algunas sirvientas. Este es el imaginario que nuestras escuelas ofrecen a nuestra infancia.
Desengañémonos, no somos iguales, los materiales con los que se construyó nuestra psique nos situaron en una posición de objetos, de subordinación y debilidad y, desde entonces, nuestra vida es una carrera de obstáculos para superar esta posición. Existe, sin embargo, una rendija de esperanza: contribuir con nuestra acción y pensamiento a desmontar los estereotipos de género fuertemente arraigados en nuestra cultura y, sobretodo, estar alerta, con los cinco sentidos agudizados, y ser capaces de detectar – oler, palpar, catar, escuchar, ver – los estereotipos sexistas que constantemente captan nuestras criaturas y ofrecerles una visión crítica de los mismos. Como siempre, la educación parece ser el camino, quizás el único camino.