Tolerancia cero contra la violencia de género

Hoy, un año más, queremos conmemorar el día contra la violencia de género. Hoy, como cada día, queremos mostrar nuestro rechazo total y absoluto a todos los tipos de violencias que sufrimos las mujeres por el simple hecho de serlo. Hoy, como cada día, lloramos a las víctimas de la violencia de género.

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La ley orgánica 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género define la violencia de género como aquella que es ejercida contra una mujer por su conyugue o por quién haya estado ligado a ella por relaciones similares de afectividad. Por tanto, las estadísticas oficiales sólo contabilizan como asesinatos por violencia de género aquellos que ocurren en estas circunstancias. Así, según los datos oficiales a día de hoy, en el año 2015, 48 mujeres han sido asesinadas por sus parejas y exparejas.

Sin embargo, la violencia de género, tal y como se define desde organismos internacionales como la ONU, abarca mucho más. La violencia de género en sentido amplio es definida como aquella violencia que sufren las mujeres en función de su género y, por lo tanto, no se restringe únicamente a aquella ejercida por su pareja o expareja. Por ello, en España, contamos también con fuentes no oficiales que contabilizan los asesinatos machistas. Así, estas fuentes cifran en 93 las mujeres asesinadas a manos de hombres en lo que va de año en España.

Por otro lado, la violencia de género tampoco se limita a la violencia física sino que las mujeres también sufren a diario otros tipos de violencia. La violencia psicológica, que mina la autoestima a través de insultos, humillaciones y desprecios. La violencia económica, que se da cuando una mujer no es autónoma económicamente y, por tanto, ve limitada su posibilidad de tomar decisiones sin depender de nadie. O la violencia simbólica, por la cual la imagen de la mujer es constantemente degradada y sexualizada.

Estos son sólo algunos ejemplos de las violencias con las cuales todas las mujeres hemos de convivir en nuestro día a día. Violencias que por su sutileza y la normalización que se ha hecho de ellas son muy difíciles de detectar pero no por ello inexistentes. A continuación os presentamos la denominada Pirámide de la Violencia de Género en la que se pueden visualizar diferentes tipos de violencia de género que sufren las mujeres.

violencia-de-g-4-728Por último, en este día conmemorativo contra la violencia de género queremos compartir también con vosotras el enlace a la web de recursos de apoyo y prevención ante casos de violencia de género de la Delegación del Gobierno para la violencia de género.

 

FP Tareas del Hogar: Una reflexión.

Sin título

Se ha convertido en viral la nueva propuesta del Ministerio de Educación sobre la creación de un curso de formación profesional básica sobre tauromaquia. La incorporación de esta titulación ha suscitado críticas por múltiples organismos sociales y ha polarizado la opinión pública, resurgiendo el viejo debate sobre los derechos de los animales y la relación cultural con el territorio.

Pero, por si fuera poco, el tema no acaba aquí. Nos vemos sorprendidas por el nuevo hachazo dirigido al trabajo doméstico y de cuidados. ¡Sí, así es! La nueva propuesta del Ministerio de Educación propone un FP de tareas del hogar. Entre sorpresas, risas e indignación, nosotras mostramos aquí nuestra reflexión.

Tradicionalmente, se ha asignado un papel social y económico a los hombres y mujeres.  Así, se crea una división artificial del trabajo: el trabajo mercantil por un lado, y el doméstico y de cuidados por el otro, atribuyendo a las mujeres este último. Los dos tipos de trabajo se encuentran dentro de una jerarquía, en el cual los trabajos domésticos y de cuidados se invisibilizan, creando una situación de desigualdad a través de la explotación y dominación. Así se lo argumenta Cristina Carrasco, doctora en Ciencias Económicas (UB):

“La división sexual del trabajo organiza la vida en la sociedad, asignando a los hombres la esfera de la producción, al mercado de trabajo, y asumen el rol de ganadores de pan; las mujeres quedan asignadas al hogar, asumiendo el rol de amas de casa” (Carrasco, 2006).

De este modo, bajo la asunción de roles por sexo, es imposible no imaginar las aulas de este FP repleto de mujeres. Pero, si las mujeres estudian para ser amas de casa, ¿cómo se va a remunerar, qué relaciones laborales se llevaran a cabo, qué tipo de seguridad social tendrán?

Pues bien, sólo hay que remitirse a las empleadas del hogar actuales. Es importante tener en cuenta la existencia de Régimen Especial de trabajadores del hogar. La justificación para crear un apartado separado para las mujeres que trabajan en tareas domésticas y de cuidados de forma remunerada se basa en que hay una relación de confianza con la persona que las contrata. ¿Confianza? nos parece una visión demasiado optimista.

Como parecía evidente, en 2012 había un 94,89% de mujeres y 5,11% de hombres en este Régimen Especial. (Vilaplana, 2013, Impacto sobre las cotizaciones sociales de la integración del Sistema Especial de Empleados del Hogar en el Régimen General.)

De este modo, se define este régimen con “maravillas” como: El horario será fijado por acuerdo entre las partes (Art. 9.1.); En este caso, la responsabilidad de afiliación a la Seguridad Social se atribuye al empleador, pero en caso que éste no realice los trámites correspondientes se da la opción al trabajador de poder realizar este proceso. (Art. 2.3.), dejando por inexistentes las relaciones de poder y explotación en estos trabajos.

A menudo – y como se ha demostrado-, esta explotación se realiza con la complicidad de las instituciones públicas y la legislación, perpetuando antiguos roles de desigualdad social. Por esta razón, en vez de fomentar la corresponsabilidad entre hombres, mujeres y Estado en el cuidado y las tareas domésticas, se legisla en pro de unos beneficios concretos, siguiendo con una visión tradicional y androcéntrica. Y por supuesto, si eres ama de casa tendrás que tener un título, desposeyendo a las mujeres de sus conocimientos.

Para acabar, este FP muestra la intención de volver a rebajar a las mujeres a los hogares, invisibilizadas, sin poder de negociación y dependientes económicamente debido a la precariedad de estos trabajos. Aunque si podemos sacar algo positivo de estas propuesta es el poner el debate de los trabajos domésticos y de cuidados sobre la mesa, la distribución de roles y la imposición a las mujeres de la responsabilidad de llevarlos a cabo, e incluso fomentar la corresponsabilidad de los cuidados entre todos los agentes sociales de forma equitativa mostrando la importancia de estos trabajos.