¿Es la violencia intrínseca en la esencia del ser humano o bien responde a un modelo cultural, tradicionalmente ligado con aquello masculino? El llegar a ser el más competitivo, el más fuerte, el más rápido y, en oposición, alejarse de aquello más emocional y sensible propio de lo femenino, puede llegar a generar una carga y bloqueo sentimental enorme e insostenible. Tal presión social puede desembocar en frustración y, ante la imposibilidad de gestionarla, pueden sucederse graves accidentes. El caso es que un elevado porcentaje de los casos homicidios o accidentes de tráfico son causados por hombres. Un nuevo modelo de masculinidad es, pues, necesario no solamente por el bienestar social (se ahorraría una gran parte de inversiones dedicadas en centros penitenciarios, etc.) sino también a nivel personal.
Así se desarrolló el tema principal de la charla implantada por Ritxi Bacete el pasado viernes 13 de abril en la Escuela de Administración Pública de Cataluña en la presentación de su nuevo libro Nuevos Hombres Buenos: La masculinidad en la era del feminismo.
Tal y como indica el título de su obra, el objetivo del autor es analizar el papel del hombre en la lucha feminista. Para ello, es necesario generar una nueva identidad, unas masculinidades alternativas que encajen con la nueva sociedad igualitaria y equitativa en crecimiento.
No se puede negar que ha habido una revolución cuanto a modelos femeninos; las niñas ahora tienen como ídolos a princesas heroínas y valientes que viven aventuras y deciden por ellas mismas (lejos ya del prototipo de princesa sumisa al que estábamos acostumbradas tradicionalmente). Ahora bien, dicha revolución no ha sido aplicada a los niños, y es que siguen teniendo como referentes a modelos que reflejan una masculinidad brutal (un ejemplo es el famoso personaje de Hulk que, por ejemplo, reacciona violentamente ante cualquier situación de miedo o inseguridad; o bien cualquier estrella del deporte que refleje los valores propios del machismo).
Tal y como afirmó Bacete, haciendo gala de una espléndida empatía y oratoria frente a la audiencia, es necesario generar unos nuevos modelos de masculinidad, entrelazando ambos géneros y generando nuevas identidades. Esto debe realizarse apropiándose de las tareas de cuidados (corresponsabilidad en el hogar), ocupando el espacio público y privado desde el cuidado de las emociones, gozando de la felicidad de querer y ser querid@ y denunciando cualquier acto de hostilidad machista. Así se llegará a la liberación de los roles y estigmas tradicionalmente masculinos. Tales modelos deben ser visibilizados y potenciados desde las escuelas, familias y entidades públicas. Y es que, como afirma el autor, aquello que tiene nombre existe.