Nos llega la noticia de la aprobación, por parte del Consejo de Ministros y Ministras, del nuevo título de “Técnico en promoción de la igualdad de género”. Esta noticia, que a priori nos parece positiva, nos genera una serie de interrogantes que queremos plantear en este blog.
Ante todo queremos decir que nos alegra la creación de un título profesionalizador pues ello debería implicar el diseño de un itinerario formativo que garantice la adquisición de conocimientos teórico-prácticos y habilidades necesarias para el desarrollo de una profesión crucial para la transformación social de las relaciones de género y, sobretodo, una formación que favorezca la integración de una mirada crítica que permita analizar la organización social con perspectiva de género.
Por otro lado, es necesario señalar que la presente aprobación fija la formación profesional como enseñanza mínima para la obtención del título, lo que rebaja el nivel académico exigido a los y las Agentes de Igualdad, que hasta este momento debían contar con una titulación universitaria y, por tanto, su categoría profesional. Veremos cómo se resuelve esta cuestión y si la titulación pretende unificar dos profesiones de categoría diferenciada, Agente y Promotor/a, y cuyas funciones también requieren de conocimientos y habilidades de distinto nivel.
Finalmente, nos llama la atención el uso de lenguaje androcéntrico – técnico – para una titulación que hace referencia a unas profesiones altamente feminizadas (pues sin existir el título existen ya las profesiones de Agente y Promotor/a de Igualdad). Una profesión que, precisamente, tiene como uno de sus encargos contribuir a la visibilización del papel de las mujeres en la sociedad, la política, la cultura y la economía; erradicando una visión del mundo androcéntrica, que no nombra a las mujeres.
De este modo, permanecemos expectantes, esperanzadas de que esta nueva titulación suponga una oportunidad para la profesión y no una degradación laboral a nivel de competencias.