Estamos tristes, desoladas…
Lloramos las muertes de las cinco víctimas de ayer, igual que lloramos las que preceden y lloraremos las que (desgraciadamente) aún están por venir…
Un día más, la violencia machista se ha cebado llevándose por delante la vida de cinco personas. Cinco corazones que han dejado de latir, cinco vidas que se han truncado de golpe dejando tras de sí a familiares y amistades con un inmenso vacío en sus vidas que ya nunca podrán rellenar. El machismo y el patriarcado que siguen inundando nuestras sociedades se regodea entre tanta miseria.
¿Y la gente sigue pensando que es un problema sólo de mujeres?
La violencia machista es un problema que nos afecta a todas y a todos. La violencia machista, la violencia contra las mujeres suma más y más muertes cada día, aunque no todas aparecen registradas en las estadísticas. Y estas muertes no son más que la punta del iceberg, la manifestación más visible del control y del poder que los hombres ejercen contra las mujeres. Hay que dar herramientas a las mujeres para que puedan salir de este torbellino la violencia machista, por supuesto. Pero también es imprescindible (si realmente queremos erradicar la violencia que se ejerce contra las mujeres) dar herramientas a los hombres para que dejen de ejercerla, para que entiendan que no les sale a cuenta y que con la violencia ellos también pierden.