Igualdad y equidad

Hablar con perspectiva de género implica muchas cosas, entre ellas, atender a sutilezas del lenguaje. En este post queremos profundizar en la diferencia entre igualdad y equidad. Dos palabras que muchas veces se utilizan como sinónimas pero que no lo son.

El concepto de igualdad parte de la premisa de que todas y todos somos iguales (en derechos, oportunidades, recursos…). Por lo tanto, todas las personas deberíamos estar en una posición de igual a igual. Como en la práctica esto no se da, podemos definir la igualdad como “el objetivo final a alcanzar”.

El problema surge en la consecución de este objetivo.

Intentando aplicar el concepto de igualdad pueden surgir situaciones de gran desigualdad ya que no todas las personas tenemos las mismas condiciones y situaciones (económicas, laborales, políticas, familiares…). Y este hecho puede desencadenar situaciones injustas para algunas personas.

Para evitar estas situaciones injustas, aparece el término equidad.  El objetivo final de la equidad también es la consecución de las mejores condiciones para todas y todos. Pero para alcanzar este objetivo, la equidad puede suponer un trato desigual entre desiguales. Y de esta manera erradicar la injusticia.

En el siguiente dibujo podemos ver de forma muy gráfica la diferencia entre estos dos conceptos:

EquidadvsIgualdad

Vamos a poner un ejemplo aplicable al ámbito laboral, donde suelen utilizarse estos conceptos de manera errónea.

Una empresa ofrece un puesto de trabajo de Dirección. Aplicando el concepto de igualdad, este puesto de trabajo debería ser ocupado indistintamente por una mujer o un hombre que cumpliese los requisitos demandados.

Asimismo, debido al techo de cristal, demasiados puestos directivos en empresas están ocupados por hombres.

Aquí aplicar la equidad, implicaría por ejemplo, utilizar las cuotas. De esta manera se favorecería a las mujeres (que cumpliesen los requisitos exigidos en la oferta laboral) poder acceder a este puesto de trabajo y así romper con el techo de cristal. Es importante resaltar que las cuotas ayudan a que, en igualdad de condiciones (experiencia, formación, habilidades, etc…) las mujeres accedan a esos puestos de trabajo. El techo de cristal que sufren muchas mujeres en determinados ámbitos, ya sea por cultura laboral y/o estructura patriarcal, les impide acceder a ellos. Las cuotas ayudan a romper estas pautas de conducta desiguales y permiten la entrada de las mujeres.

En este caso concreto, con la equidad se implementan las cuotas, y con ellas, finalmente se consigue la equidad en el número de mujeres y hombres que ocupan cargos directivos dentro de la empresa.

Por lo tanto, podemos observar que las cuotas son un tipo de acción positiva.

Recordemos que las acciones positivas son unas medidas (temporales) que permiten corregir las discriminaciones existentes. Es decir, las acciones positivas son un instrumento que desarrolla el principio de igualdad de oportunidades con el objetivo de corregir las desigualdades.

Sin una medida de este tipo, es difícil romper patrones preestablecidos y que más mujeres ocupen cargos directivos. Muchas veces es necesario utilizar medidas que promuevan la equidad para finalmente conseguir la igualdad para todas y todos.